Aunque pueda parecer que no hay una relación aparente, lo cierto es que la gaseosa y las bebidas con gas en general pueden afectar a la salud de nuestros dientes.
En primer lugar, debes tener en cuenta que cualquier bebida gaseosa contiene una cantidad de dióxido de carbono.
A priori, esto no tendría por qué ser malo. Sin embargo, si se encuentra concentrado en una gran cantidad, puede provocar daños en el esmalte dental.
Todo ello acabaría traduciéndose en una extrema sensibilidad a las bebidas calientes y frías.
Además, esta puede llegar a provocar problemas más graves, como es el caso de las caries e incluso la propia erosión de los dientes.
En este sentido hay que tener especial cuidado con los niños, ya que los dientes de leche son especialmente susceptibles a cualquier tipo de agentes irritantes como en este caso sería el gas.
Los refrescos están compuestos por un principio agridulce a base de azúcar o edulcorante y ácido (puede ser cítrico, málico, fosfórico o tartárico), además de otros ingredientes.
No obstante, son los dos primeros, el azúcar y el ácido, los que afectan los dientes y destruyen el esmalte.